El casco urbano actual es el resultado de la unión progresiva de varios núcleos originarios. Destacan por su interés: el de San Martín, que surge en la Edad Media como un asentamiento de pastores, aprovechando una ladera resguardada y soleada. Su trama viaria está constituida por calles estrechas, con alineaciones irregulares y cuajada de soportales. Longitudinalmente existen dos calles que resuelven el acceso. Transversalmente los recorridos son laberínticos y de fuerte pendiente. El de Barruelo o barrio de San Miguel, se desarrolla en torno a la Casa Grande y la Iglesia de San Miguel. Alcanza su apogeo en el siglo XVII, con el esplendor de la ganadería y de la industria textil. De calles más regulares, aunque angostas. Barruelo de Arriba y de Abajo son sus dos arterias principales, con una edificación de mayor calidad, aunque de menor interés tipológico.